Hoy os quiero contar una historia, mi historia en el 15M. Antes de empezar, quiero recordar que no creo en la
objetividad, por lo que esta es mi historia, no tiene porqué ser la vuestra, y no tiene porqué ser única. Es posible que muchos no la compartáis, o no os la creáis, pero así es como la viví e intentaré contarla de la manera menos distorsionada que me sea posible.
Cuando todo empezó, cuando surgieron las primeras movilizaciones yo estuve expectante. Me resultaba muy interesante el planteamiento y sobretodo muy loables las reivindicaciones, pero vivía en una ciudad pequeña en la que no creí que fuera a surgir el movimiento. Por suerte me equivoqué, la gente salió a la calle, respondió, y tras la primera asamblea decidí que tenía que participar de aquello. Al día siguiente fui hasta la plaza a primera hora de la tarde, me acerqué a un grupo que estaba sentado en el suelo y pregunté en qué podría ayudar. Inmediatamente me ofrecieron sentarme, que me uniera a ellos y participara. Me explicaron que estaban organizando la asamblea de esa tarde, la cual la tenían ya planificada. Para ese día tenían pensado leer las conclusiones del día anterior y someterlas a debate. Para facilitar la participación colectiva se decidió que lo mejor era crear varios grupos de debate, en los que se tratara el tema y al final de la asamblea se expusieran las conclusiones. Así que nos pusimos a trabajar para tenerlo todo preparado. Unos se encargaron de imprimir las conclusiones del día anterior para repartirlas en la asamblea, otros de redactar y organizar el inicio de la asamblea, y otros (entre los que yo me encontraba) nos centramos en cómo llevar los grupos de debate.
Mi primer día me resultó gratificante, porque a pesar de no poder tratar todos los puntos previstos en el debate y a pesar de que la exposición de conclusiones se eternizó, se obtuvo mucha información interesante. Además al terminar algunos de los presentes se ofrecían a participar de manera más directa realizando labores como pasar a limpio las conclusiones del día para realizar las actas o ayudar organizando la acampada o los puestos de información.
Los días siguientes se prosiguió trabajando en los puntos de partida, los cuales se analizaban y se definían poco a poco. La idea inicial era conseguir unos puntos de acuerdo básicos, como por ejemplo es necesario mejorar el sistema electoral español, y una vez que todos quedaran definidos, analizar de qué modo se podrían mejorar, y por último de qué manera se podría llevar a cabo. Esto trajo consigo el primero de los problemas. Muchos de los que participaban todos los días se quejaban de que iban allí a hablar de lo mismo, que no se estaba avanzando. Y en parte tenían razón, no se ofrecían conclusiones, sólo resúmenes de lo hablado el día anterior y nuevas vueltas a lo mismo.
Para solucionar este problema se decidió mejorar el funcionamiento de la asamblea, para ello se creó la comisión permanente, en la que participaban miembros de cada uno de los grupos de trabajo (podía ser cualquiera), y estos marcaban la hoja de ruta y planteaban las cuestiones para llevarlas a asamblea, lo cual, generó el segundo de los problemas. Cuando se planteaban los pasos a seguir había quienes preguntaban que quién lo había decidido, que eso no se había planteado en asamblea y mucho menos se había aprobado. Entonces se les explicaba que había sido la comisión permanente formada por miembros de los grupos de trabajo y que cualquiera podía participar. Entonces volvían a la carga con que la asamblea general no había aprobado la creación de ese grupo. Todas estas susceptibilidades hicieron aparecer el tercer problema, la necesidad de debatir absolutamente todo. La situación llegaba a tal punto que me recordaba a los Ents del Señor de los Anillos.
Estos dos problemas generaban situaciones surrealistas. Una de las que recuerdo fue causada por una pancarta de grandes dimensiones que se encontraba presidiendo las asambleas y generó bastantes quejas de los asistentes. El motivo era que la pancarta estaba en contra del capitalismo y a favor del comunismo, y claro, muchos de los asistentes no se sentían representados por ella. Estas quejas llegaron a las personas que la pusieron, y se dieron cuenta de su error, en un movimiento integrador no puedes poner mensajes excluyentes en esa posición tan importante, así que decidieron quitarla de ahí y buscar un sitio más adecuado para colocarla. Nada más hacerlo empezaron a surgir voces muy ofendidas, a las cuales les parecía una vergüenza que se hubiera quitado, que eso no se había aprobado en asamblea general, que los que la habían quitado no eran quieres para hacerlo, y demás tonterías, y digo tonterías porque no puedes estar llevando cualquier tema a la asamblea, yo pensaba que estas eran para debatir qué cosas hay que mejorar y cómo se podía hacer, no para ver si se ponían o se quitaban pancartas, y también digo tonterías porque tampoco nadie votó que eso se pusiera allí, y sobretodo digo tonterías, porque fueron los mismos que la pusieron los que la quitaron.
Lo peor del tercer problema eran los causantes. A ese tipo de personas los considero rojos de boquita, porque siempre repiten las mismas proclamas y porque todo lo que dicen se fundamenta en las típicas ideas básicas pero no son capaces de llegar más allá en sus racionamientos. Eran fácilmente reconocibles, los había que iban a las asambleas y empezaban a poner pegas a todo, muchas veces se unían a los grupos de debate y no exponían, ellos imponían y se olvidaban de uno de los pilares del 15M, y es que se trata de un movimiento integrador en el que había que escuchar los puntos de vista de todos y llegar a puntos en común. Otros se pasaban el día allí, acampaban, se sentaban en unos sillones, comían, tocaban los bongos, volvían a comer, tomaban el sol, danzaban por las asambleas, y se ponían a cantar por la noche a altas horas. Y otros creaban grupos de trabajo tan apasionantes como el huerto urbano (4 macetas con tomateras), el grupo para hacer canciones, grupos de meditación y demás historias. Este grupo, a pesar de no ser el más numeroso, eran los que más llamaban la atención, porque al llegar a la plaza te encontrabas con un grupo ruidoso tocando la guitarra o pintando florecillas, ocultando los otros 5 grupos más discretos, que estaban organizando asambleas, grupos de debate o propuestas.
Este grupo estaba consiguiendo lo que no logró la derechona mediática de este país, estaban desprestigiando y distorsionando algo que era grande, algo que era bueno, y estaban consiguiendo apartar a muchas personas de todo aquello.
Porque se ponían medios para solucionar los dos primeros problemas, poco a poco se aprendía de los errores, pero el tercero se estaba convirtiendo en algo imparable, y no sólo en mi ciudad, gente con la que hablaba en Madrid me decían que estos grupos estaban apropiándose de la plaza, que creaban asambleas hasta para debatir si en un cartel de publicidad debería aparecer "ellos y ellas", o gente de otras ciudades que me contaban que creaban asambleas de 1200 personas y pretendían que sólo se aprobara aquello que tuviera el apoyo de todos, y que generalmente este grupo de personas acababa torpedeando casi todas las propuestas.
Este problema empezó a ser utilizado como arma contra el movimiento. Los medios de comunicación empezaron a centrarse en los que llamaban la atención de este modo, consiguiendo que muchas personas que estaban con el movimiento se acabaran por desentender de él o que los escépticos se hicieran una idea equivocada de lo que era eso, haciendo que este grupo se fuera adueñando poco a poco de los grupo de trabajo. Pero a pesar de esto, yo seguí asistiendo un tiempo más. Porque todavía quedaba gente seria allí metida, que se esforzaban y que trabajaban por conseguir resultados, o eso pensaba yo. Aquí es cuando me di cuenta del cuarto de los problemas (al menos para mí lo supuso).
Era un problema realmente extraño de explicar, porque en este caso los causantes eran personas con experiencia en movimientos sociales, conocedores de cómo funcionan estas cosas. Gente que era muy necesaria, porque ayudaban a agilizar el aprendizaje y a hacer las cosas mejor, pero que al mismo tiempo no integraban. Ellos hacían y deshacían a su antojo, participaban en los grupos de trabajo y conseguían enfocar a la gente hacia donde querían. Además cuando les preguntabas cosas te miraban por encima del hombro como si fueras un infiltrado, te sentías ignorado y acababan consiguiendo que te sintieras innecesario, que allí no aportabas nada. La verdad es que en mi caso no había muchas personas que actuaran así, pero sí las suficientes como para que acabara sintiendo que aquello no iba conmigo, que no era parte de eso y que no tenía nada que aportar, por lo que finalmente terminé por no ir más, por verlo desde la distancia y esperar que todo esto sólo fueran imaginaciones mías, pero un año después tengo la sensación que el único cambio que ha habido ha sido a peor.
Soy consciente de todos los logros que se han conseguido, sobretodo en las pequeñas asambleas que han seguido trabajando de verdad este último año, también sé que han surgido algunas protestas, pero también sé que todo son minucias, las cosas están peor que hace un año y que siguen sin desarrollarse esos primeros puntos comunes que hace un año nos sacaran a todos a la calle. Porque no vale con saber qué nos une, es necesario empezar a dar alternativas, pero lo es aun más saber cómo conseguir que estas alternativas lleguen a buen puerto, y por desgracia este punto sigue sin cambiar, y a medida que pasa el tiempo veo más difícil que esa situación mejore.
También soy consciente de la importancia del 15M, sigo estando de acuerdo con sus reivindicaciones, con sus fundamentos, pero no comparto el modo con el que de a llevado a cabo. No pretendo con esto convencer a nadie de que esta es la realidad, como ya he dicho al principio esta es mi realidad. Tampoco pretendo dar motivos para atacar al movimiento, porque tampoco conozco cómo se ha desarrollado en todos los lugares, y soy consciente de que lo mostrado por los medios de comunicación suele estar distorsionado. Pero esta es mi realidad, y por desgracia la de muchos otros que se han acabado rindiendo. Y también sé que es la realidad de muchos otros que no han tirado la toalla y siguen intentando mejorar las cosas y hacerlas funcionar, y espero que lo consigan, aunque creo que lo van a tener difícil.
Para terminar decir que espero equivocarme y que dentro de un tiempo diga, joder pues sí que al final todo esto ha conseguido solucionar las cosas, pero por desgracia creo que todo se va a quedar en una bonita experiencia para recordar y que no va a llegar más allá.