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viernes, 24 de febrero de 2012

Mandamientos tuiteros

Aquí os dejo los mandamientos que todo tuitero deber respetar, mira a ver tu grupo y empieza a aplicarlas, que ya era hora que todo quedara legislado:

Para los que acaban de empezar:
1º Amarás a los famosos sobre todas las cosas.
2º Mencionarás a famosos constantemente y en vano.
3º Tuitearás hasta cuando vas al baño.
4º Santificarás a los tweetstar aunque estos te desprecien.
5º Harás RT manual.
6º Te creerás que lo de las sextweeteras va en serio
7º Plagiarás, copiarás chistes y grupos de Facebook.
8º Contarás cosas constantemente, aunque no tengan el menor interés.
9º Mostrarás tus deseos impuros hacia famosos.
10º Serás un follower ajeno

Para los que quieren ser tweetstar:
1º Amarás a los tweetstars sobre todas las cosas.
2º No mencionarás a un tweetstars en vano.
3º Tuiterás durante las fiestas.
4º Santificarás favstar.
5º No harás caso a los que tengan menos followers que tú.
6º No cometerás actos sexuales, y dejarás constancia de ello.
7º No plagiarás.
8º Contarás siempre cosas graciosas aunque no sean verdad.
9º Te comportarás o interaccionarás con las sextuiteras.
10º Codiciarás los followers ajenos.

Para los que han llegado a ser tweetstar:
1º Te amarás a ti mismo sobre todas las cosas.
2º Sólo mencionarás a tus amiguitos.
3º Santificarás el #saraosecreto.
4º Despreciarás a todo aquel que no sigas.
5º Insultarás continuamente a tus followers.
6º Serás poseedor de la verdad absoluta.
7º No plagiarás, o al menos no haciendo copy-paste.
8º Dejarás constancia que no estás para entretener al personal.
9º Favorearas a los que tengan deseos impuros hacia a ti.
10º No harás RT's para no pasar tus followers a otros usuarios.

martes, 21 de febrero de 2012

La cadena capitalista

Hoy, queridos niños, voy a exponer cómo ha funcionado el sistema capitalista en España a pequeña escala. Lo primero es presentaros a los protagonistas de la historia:

Juan: propietario de un bar.
Sergio: empleado del bar.
José: propietario empresa textil.
Antonio: empleado de José.

Hace unos años, en un pequeño pueblo José abrió su taller textil. En el cual fabricaba ropa que luego vendía a sus conciudadanos. Como la ropa era buena y asequible todo el pueblo se la compraba. Entonces decidió que era hora de empezar a fabricar más, para ir a venderla al pueblo de al lado, para ello contrató a Antonio, para que le ayudara. Como la ropa se vendía bien, empezó a contratar a más gente del pueblo para aumentar la fabricación y así poder hacer frente a la demanda. La empresa textil empezó a generar trabajo y eso le vino bien a Juan, propietario de un bar el cual empezó a llenarse todos los días, por lo que se vio obligado a contratar a Sergio.

Como la empresa funcionaba bien empezó a crecer y a fabricar más, entonces José tuvo que elegir entre mejorar la maquinaria, aumentar salarios e invertir en mejoras para hacer su producto más atractivo, o en mantener salarios, exigir mayor productividad y reducir en costes de materiales, y con ello en calidad. De este modo se aseguró mejorar sus ganancias. Todo iba de maravilla, Juan y Sergio tenían siempre el bar lleno, Antonio decidió comprarse un piso ya que tenía un trabajo fijo, y José seguía ganando mucho dinero con su empresa. Todo iba bien hasta que la gente empezó a darse cuenta que la ropa de José era de peor calidad y además, demasiado cara, por lo que empezó a vender menos, algo a lo que José no le dio importancia, pensando que sería sólo algo pasajero, por lo que mantuvo la producción. A medida que pasaban los meses, se le iba llenando el almacén, y por consiguiente sus ganancias disminuyeron, así que decidió que era el momento de despedir a sus empleados. Como no tenía a ninguno fijo, no tuvo mayor problema de echar a media plantilla y contratar a otros trabajadores por un salario mucho menor. Como consecuencia el bar de Juan empezó a tener mucha menos afluencia de gente, pero aun así mantuvo a Sergio.  Como la empresa de José seguía sin mejorar, ya que otras empresas que hacían el mismo producto lo vendían más barato o con mayor calidad, decidió que era el momento de cerrarla, por lo que mandó a la calle a toda la plantilla, incluyendo a Antonio. Ante esta situación Antonio se encontró con pocos ahorros que tenía además de una hipoteca de su casa. Y como él,  muchos. Por lo que negocios como los de Juan pasaron a tener apenas clientes. Ante esta situación, Juan tuvo que despedir a Sergio, el cual tenía contrato fijo y por lo tanto le tuvo que pagar una indemnización que le dejó casi como al principio.

Al final, cuando cerró la empresa de José dejó a este con los beneficios de los años de funcionamiento de su empresa, a pesar de que la propia empresa dejó bastantes acreedores sin cobrar. Dejó a trabajadores como Antonio sin trabajo, sin dinero y con una hipoteca, que si no puede pagar le quitará el piso, pero no la deuda. Dejó a autónomos como Juan casi arruinados por no haber hecho un contrato acorde a sus necesidades y a Sergio con una buena indemnización y paro.

La moraleja de todo esto es, que al final los grandes empresarios, no pierden, ellos como tales ganan, las que cierran son sus empresas a las cuales las arruinan, y dejan sin cobrar a acreedores y trabajadores, los pequeños empresarios y autónomos que intentan ser honrados acaban pagando los pecados de los grandes, ya que cuando sus empresas cierran son ellos los responsables y tienen que hacer frente a las deudas con su dinero, y apagar a sus trabajadores, que son los pocos que estaban protegidos por la ley, ya que los trabajadores en su gran mayoría, han sido minguneados por los empresarios, cobrando menos de lo que se merecían, y siendo los primeros en pagar la mala gestión de sus jefes.

Pero a pesar de todo esto, la patronal sigue saliendo a la palestra, defendiendo sus errores, acusando de los problemas de este país a sus empleados y reclamando menos derechos para estos para que así ellos puedan seguir ganando como lo han hecho hasta ahora.

A Laponia tu puta madre

Desde que decidí crear el blog tenía claro que quería mantener un tono crítico pero respetuoso, intentando hablar de los temas desde un punto de vista el cual conozca y sin opinar de temas que no sé, no me he documentado y no he contrastado.

Pero que venga el señor José Luis Feito, presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la patronal a decir que habría que retirar la prestación por desempleo a todos aquellos que rechacen la primera oferta de trabajo me parece ya una tomadura de pelo. ¿¿Pero qué coño se creen esta gentuza?? ¿¿que debemos aceptar cualquier mierda que nos ofrezcan sea donde de sea?? ¿¿que estamos obligados a aceptar puestos de trabajo en los que el salario ofrecido esté por debajo de la calificación de uno?? ¿¿o un trabajo que obligue a trasladarse a una persona con toda su familia a otra ciudad?? Hay unos límites, unos putos derechos que cada día que pasa intentan abolirlos, amparándose en la desesperación de la gente para estafarlos contratándolos por un importe inferior al que se merecen, pagándoles 4 duros por realizar un trabajo.

Y no quiero que se confunda a pequeños empresarios, que están puteados como el que más. Me refiero a grandes empresarios representados por esta gentuza, que se creen que nos hacen un favor al contratarnos, cuando gracias a esos pringados a los que se les obliga a pagar un salario (porque si por ellos fuera parece que nos pondrían a todos a trabajar sin cobrar nada y deberíamos darles las gracias por no darnos con el látigo) pueden ganar dinero, porque somos nosotros los que de verdad movemos esto, los que generamos la riqueza tanto al trabajar como al consumir, y cuanto más se escuden en la falta de consumo para pagarnos menos, más falta de consumo habrá porque nuestra capacidad económica será menor.

Así que señor mío, igual debería replantearse sus palabras, y en vez de mandar a la gente a trabajar a Laponia, debería ser usted el que se fuera a tomar por culo y así dejarnos a los demás en paz que bastante tenemos con intentar sobrevivir.

lunes, 13 de febrero de 2012

La productividad

Desde que empezó la crisis llevo escuchando a cerca de la productividad española. Que debemos aumentarla para poder ser competitivos en el exterior, que aquí trabajamos mal, y demás historias. Apelar a la productividad es una manera de culpar al trabajador, de llamarle incompetente.

Por ejemplo, supongamos que en una cadena de montaje hay 5 personas colocando tornillos en una chapa, tienen 30 segundos para poner los tornillos y por lo general les sobran unos 10 segundos entre chapa y chapa. El jefe al darse cuenta de ese detalle decide prescindir de 2 trabajadores ya que considera que con tres es más que suficiente para colocar los tornillos, y en principio parece ser así, ya que entre los 3 les da tiempo justo para colocar todos los tornillos. Los trabajadores se quejarán ante el aumento de trabajo, a lo que el jefe los trata de vagos. Lo que el jefe no sabía es que los 10 segundos entre chapa y chapa de sobra eran aprovechados por los trabajadores para revisar que todos los tornillos estaban bien puestos, además de tomarse un pequeño respiro mental. El cambio le supuso al empresario un primer ahorro de 3000€ al mes, hasta que las piezas fabricadas empiezan a dar problemas porque los tornillos se sueltan, ya que a los trabajadores no les daba tiempo a revisar las piezas, y porque el cansancio mental era mayor, y son devueltas, provocando importantes pérdidas a la empresa.

Con este ejemplo quiero mostrar que no hay que confundir productividad con calidad. Que el trabajo que antes hacían 5 personas ahora lo hagan 3 no tiene porqué decir que antes trabajaran poco, puede que simplemente antes trabajaran mejor, y que el producto que ahora fabrican sea peor.
Tampoco hay que creer que hacer una reducción de plantilla o reducir gastos nos hace más productivos, porque en realidad es todo lo contrario, se es más productivo cuando se invierte, tanto en I+D+i como en comprar mejores medios que permiten trabajar más rápido y mejor, de modo que se es más productivo y por lo tanto más competitivo. Sólo se me ocurre un caso en el que el despido convierte a una empresa en más productiva, y es cuando el nivel de trabajo desciende, y por lo tanto hay más trabajadores de los necesarios.

También existen casos de baja productividad, claro que sí, eso es evidente, pero ¿hasta qué punto es culpa del trabajador? Hace poco hice dos entrevistas con una empresa multinacional. Durante el transcurso de la misma hicieron hincapié en dos conceptos, el primero era que te podían llamar un sábado por la tarde para avisarte de que tienes que ir a trabajar ese mismo día a las 3 de la mañana, la segunda, que la gente era feliz trabajando para ellos. Y no mentían, si uno se acerca a visitarles puede comprobar que es así, trabajan felices, y lo que es importante, con ganas, y cuanto más feliz y con más ganas trabajas, mejor lo haces. Y eso lo consiguen pagando bien y tratando bien a sus empleados, simple y llanamente. ¿Qué quiero decir con esto? que tan importante es la productividad como tratar bien al trabajador y tenerle contento, van estrechamente unidas de la mano.

Por lo tanto y en resumen, cuando se hable de productividad hay que separarla en dos, la productividad de la empresa, y la productividad del trabajador, de modo que hay que luchar por la primera, hay que exigirla tanto a trabajador como a empresarios, siendo estos segundos más culpables de lo que nos hacen ver, y por otro lado la productividad del trabajador, que no es otra cosa que cumplir con tu cometido, el cual debe ser razonable y estar remunerado de manera justa.
Y sobretodo, no confundir el ser más productivo con reducir la calidad y la mano de obra, ya que eso a la larga no te hace más competitivo. (Alguno puede que piense que los chinos siguen creciendo gracias a eso, pero ¿se puede competir contra ellos con las mismas armas?)

miércoles, 1 de febrero de 2012

Educación ciudadana o cívica

Ayer, el nuevo ministro de educación, José Ignacio Wert, anunció que se iba a sustituir Educación para la Ciudadanía (EpC) por una nueva asignatura que se llamará Educación Cívica y Constitucional (ECyC). Como era de esperar las reacciones se han sucedido, tanto a favor como en contra. Al igual que pasara cuando se anunció EpC se especula a cerca de lo que significa este cambio, y al igual que en esa ocasión, se hace cuando aun no se ha aprobado el temario, y mucho menos los libros de texto.

Es como una vuelta al pasado, pero ahora en vez de quejarse los de derechas se quejan los de izquierdas, dando por hecho una serie de suposiciones. Lo más gracioso de todo, es que cuando salió EpC los sectores que alegaban que los críticos desconocían por completo el contenido de la asignatura, son los que ahora critican el cambio. Yo personalmente no voy a opinar respecto las asignaturas, creo que hay que esperar para ver qué cosas se cambian y qué cosas no antes de verter opiniones al respecto. Pero sí creo que tanto a críticos como a detractores se les olvida algo importante, estas asignaturas no las imparte el ministro, ni la ley, ni las asociaciones varias que opinan al respecto, las imparten los profesores, y estos son los que al final hacen de verdad que la asignatura tenga un carácter de adoctrinamiento ideológico o no.

A mí cuando me daban clases en el colegio o en el instituto no siempre nos hacían seguir el libro de texto, sino que había partes del temario o asignaturas enteras en las que el libro pasaba a ser un mero elemento decorativo, y que el temario que dábamos era en función de apuntes. Y eso lo he vivido con asignaturas como matemáticas, historia, lengua y literatura, física o ética. Por lo que asignaturas como EpC y ECyC  no están exentas. Se puede impartir EpC de la manera más neutra posible o se puede impartir de la manera más sesgada que sea capaz el profesor, y del mismo modo pasará con ECyC. Así que me parece absurdo hablar de un intento de adoctrinamiento por parte del gobierno, cuando no está en su mano controlar eso. Esa opción está en manos del profesorado, y por lo tanto debemos confiar en su buen hacer para que este tipo de asignaturas se imparta de la forma más coherente y respetuosa.